miércoles, 9 de septiembre de 2015

Manifiesto Revestista: Revestismo Musical

La música está muerta. Tanto ha sido el estudio, tanto el pensamiento que hoy en día esta no es más que una receta. El virtuosismo musical ha dejado de ser algo admirable para pasar a ser algo totalmente inhumano, algo digno de un robot. El artista se le ha olvidado jugar, divertirse y explorar con su creación. Se dedica a tomar conceptos vacíos y cargarlos de crítica social barata. La necesidad de que la obra tenga sentido ha borrado totalmente el juego. Muchas empresas que solo imprimen dinero hacen arte como Nike hace zapatos. Ya ni amor del creador tiene adentro, ni la canción romántica misma. Está muerto el juego, está muerta la sorpresa.

Aun así, algunos intentan vestirse de héroes y romper con todo esquema, con toda la receta. Pero surge otro problema. Muchas veces se exceden y rompen con lo más integral, con lo más familiar. La música deja de ser música para volverse ruido. El serialismo de Schönberg se olvidó de la tonalidad por ejemplo, pero al hacer esto quebró el esqueleto mismo de la música, dejo un rastro deforme, algo irreconocible, inconciliable e insoportable. La música electrónica de Stockhausen o la música concreta de Schaeffer innovaron en la instrumentación, crearon una nueva orquesta, pero desafortunadamente siguieron el serialismo creando así algo incluso aún más deforme e irreconocible, algo que solo aquellos necios que pretenden defenderlo llamaron música. Ni hablar de esos futuristas, su amor por el ruido es entendible y su mente abierta a la exploración es digna de admiración, sin embargo su producto es defectuoso por el mismísimo hecho que su música se toca sola todos los días en medio de cualquier ciudad, surgiendo cada día sinfonías más grandiosas (insoportables) de lo que cualquiera de ellos hubiesen podido componer.

Por esto llamamos inútiles todos los intentos de hacer algo diferente a lo clásico, e imbéciles todos aquellos que entendieron que lo que debían hacer era ir completamente hacia el otro lado de lo que ya existía. Imbéciles porque aun siendo innovadores, sabían exactamente lo que estaban haciendo al tener reglamentado que no podían hacer. Ellos sorprendían a su obra en vez de permitir que esta los sorprendiera a ellos. La experimentación estaba indudablemente presente, pero la sorpresa estaba muerta. Los únicos que dejaban que su obra tomara vida propia eran los surrealistas, quienes dejaban que el inconsciente tomara el control de lo que hacían. Está es tal vez la propuesta más interesante. El mayor problema es que dejaron que se les saliera demasiado de las manos, nuevamente la música término deforme y sin sentido.

La música está tan muerta, que no importa bajo que movimiento se haga, nunca se encontrará la sorpresa, pues el artista tendrá o muy poco o demasiado control sobre la obra. Por ello a los Revesistas nos gustaría volver en el tiempo, antes de que todo esto sucediera, antes de que la música estuviera tan estructurada, estudiada y entendida, pues solo entonces había sorpresa y verdadero juego. Tomar el control remoto del tiempo y hacer rewind, partir la historia en pedazos solo para volver a unirla en un sentido diferente, cambiar los elementos de la historia por otros.


Y aunque esto es imposible de hacer, el concepto anteriormente mostrado es posible de aplicar a las obras musicales en sí mismas gracias al desarrollo tecnológico de la grabación musical. Está bien, que el artista componga, él no es culpable de saber qué es lo que está haciendo, pero luego puede hacer rewind, escuchar al revés, escuchar los mensajes subliminales, lo que es realmente su obra y entonces se verá sorprendido y esto lo motivara a jugar solo para seguir sorprendiéndose. Ver el revés del sonido, invertir la obra. De esta forma la tónica, la subdominante y la dominante del blues se vuelven dominante, subdominante y tónica. De la misma forma, el artista podrá partir su obra según su estructura y dejar que su inconsciente le dé un nuevo orden, dejar que el azar le de forma al sonido. Podrá incluso dejar alguna de estas estructuras en su sentido original sin necesidad de invertirlo, pues suelo cambiarlo de orden y ponerlo junto a otras partes invertidas generaran la sorpresa. Y como el artista alguna vez tuvo control sobre su obra, esta seguirá teniendo sentido incluso después de reconstruida. Bajo esta nueva perspectiva, mientras se respete la vértebra que hace de la música o la tonalidad, será bienvenido cualquier otro tipo de instrumentación. Incluso los sonidos futuristas que parecían ser inútiles, podrán ser utilizados. La percusión, que suele ser tan limitada de sonidos podrá ser reemplazada entonces por sonidos de la naturaleza. ¿Qué pasa si cambiamos el crash de una batería por una botella rompiéndose, que pasa si cambiamos el bombo por un accidente automovilístico u alguien vomitando? La tecnología está en nuestras manos, y lejos de buscar la perfección para hacer a unos idiotas cantar bien, se debería usar para sorprenderse a uno mismo. Sorpresa, juego, sorpresa, orden inconsciente, juego, juego, instrumentación tonal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario