domingo, 14 de julio de 2013

Palabras Correctas



Siempre me aseguré de abrazarla fuerte. No importaba a donde fuéramos. Me hacia detrás de ella y la abrazaba lo más fuerte lo que podía. No importaba si le hacia más peso o si estaba incómoda. Tenia que asegurarme que era mía, que seria mía y que nunca se iría. Siempre la rodeé con mis brazos, acerque mi cabeza a su cuello y olía eso a lo que solo ella huele mientras hablábamos y yo la besaba.

¿Hice bien verdad Dios? De verdad la amé. De verdad la protegí. De verdad estuve ahí cuando me necesito. De verdad la hice reír. De verdad, de verdad y de verdad la hice feliz. Yo también fui feliz. Soy feliz. Aún no se si mañana voy a ser feliz. No quiero maldecirlo, pero probablemente. La abracé muchas veces. Es atrevido decirlo, pero seguramente muchas más veces de las que la besé. Necesitaba asegurarme que era mía. Necesitaba asegurarme que lo único que le daba valor a mi vida y que me hacia sentir seguro era real. La abracé y la abracé. Necesitaba tenerla. Necesito tenerla. Ojala estuviera en mi cama en este momento mientras escribo esto, así cuando la acabara la besaría en el cuello, olería eso a lo que solo ella huele y la abrazaría hasta mañana.

Sólo quería dedicar el resto de mi vida a ella, y para ser honestos, ella no se veía muy asustada por ello. Creí en lo nuestro. Tomé las riendas cuando lo necesitaba. Eran 3 nuestros hijos. Lorena, la mayor. Y la abracé de verdad. Como si abrazarla me asegurará que nunca se fuera a ir. Y aún así, aunque soy capaz de expresar lo que siento en este espacio, aveces no me alcanza para expresarselo a ella. ¿En que momento se fue de mis brazos? Yo la abracé todo el tiempo. Ahora corre muy cerca de mi. Lo mejor sera abrazarla nuevamente y evitar que se escape nuevamente. ¿Y si esta vez no quiere ser abrazada?

Te juro que la amé. Me hizo sentir como se siente un niño. Lo supe. Fue un viernes en la tarde mientras escuchábamos música y yo la abrazaba. Los niños son felices y no lo saben. Cuando creces pierdes ese sentimiento de felicidad y es allí donde te das cuenta, no importa si pasaste malos momentos en tu infancia, sea como sea, sea si eres rico o eres pobre, si no tienes piernas o si tienes cuatro, cuando eras niño eres feliz. Y si una mujer te hace sentir así, déjame decirte hombre: has amado, la amaste. Entonces porque dejas que de cuando en cuando se escape de mis brazos. Yo la amo. Yo la abrazo para que ella me ame. No dejes que se escape. Tu lo viste todo. No me abandones tu también. Yo la amo y ella eres tu.

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